Trastornos del sueño infantil

El sueño juega un papel fundamental en nuestra vida, y más durante la infancia. Las consultas de pediatría por trastornos de sueño son cada vez más frecuentes, lo que lo convierte en un problema de salud pública que nos atañe a todos. Aunque es difícil de determinar y varía dependiendo de los estudios, la prevalencia de estos desordenes se sitúa entre el 20-30%, por lo que estaríamos hablando de más de una cuarta parte de la población infantil. A pesar de estar cada vez mejor diagnosticados y tratados, siguen siendo todavía poco conocidos en algunos ámbitos.
Imagen relacionadaEstos trastornos generan normalmente situaciones de estrés y disconfort en la familia, y en muchos niños alteraciones de conducta y dificultades de aprendizaje. Además, con frecuencia los padres evitan hablar de este problema, y cuando lo exponen lo suelen hacer en fases muy avanzadas. En este sentido, los especialistas sanitarios pueden prestar ayuda interviniendo en de la mayoría de estas situaciones para buscar una solución, así como realizando educación sanitaria para la prevención de los trastornos más frecuentes.
Para poder diferenciar y detectar de forma precoz cuando un niño no está disfrutando de un sueño saludable, debemos conocer primero cales son los patrones normales del niño en las distintas edades:

Edad
Horas de sueño
Neonato a término
16 h
3 meses
15 h
12 meses
14 h
2 años
13 h
5 años
11 h
9 años
10 h
14 años
9 h
18 años
8 h

Hablamos de trastornos de sueño cuando los problemas de sueño del niño ( como alteraciones del humor, dificultad para concentrarse, somnolencia durante el día, cansancio físico y mental, estado general de tensión y ansiedad) afectan de forma significativa su vida diaria; o cuando estos intervienen en sus relaciones sociales o escolares.


Según la Clasificación Internacional de los Trastornos del sueño (ICSD-2), podemos clasificarlos en tres tipos: parasomnias, disomnias y otras dificultades para conciliar el sueño.

1. Las parasomnias son despertares después de haberse dormido, como sucede con los terrores nocturnos, las pesadillas, los despertares confusos y el sonambulismo. Estos trastornos se consideran benignos, se producen en su mayoría en fases de sueño profundo, no REM, por lo que se olvidan una vez se ha despertado, es decir, hay amnesia de los mismos. Pueden diferenciarse tres grupos a la hora de calsificarlas:

  • Parasomnias del despertar: despertares confusionales, sonambulismo y terrores nocturnos.
  • Parasomnias de transición sueño-vigilia: movimientos rítmicos del sueño, somniloquia  y mioclonías del sueño.
  • Parasomnias asociadas al sueño REM: pesadillas.

Los despertares confusionales aparecen más frecuentemente en niños pequeños cuando están muy cansados, enfermos o se altera su horario de sueño. Se caracterizan por episodios de agitación y gemidos que pueden durar entre 5-15 minutos. En estos casos es necesario tranquilizar al niño e intentar que se vuelva a dormir.
Resultado de imagen de sonambulismo niñosEl sonambulismo puede aparecer hasta en un 15% de los menores en algún momento de la vida, y sucede entre los 60-120 minutos después de haberse dormido. Los niños presentan cierta incoordinación, caminan o realizan actividades inapropiadas. La fatiga y el estrés son factores desencadenantes de este trastorno.
Los terrores nocturnos son despertares que aparecen generalmente tras 60-90 minutos de sueño: el niño se despierta sobresaltado con palidez, sudoración, taquicardia y no responde a los adultos o lo hace incoherentemente. Suelen aparecer entre los 18 meses y 6 años y pueden ocurrir varios episodios en una misma noche, en ocasiones favorecidos por el estrés o la fatiga previa. Tienden a desaparecer por sí mismos.
La somniloquia consiste en la emisión de palabras o sonidos durante el sueño sin tener consciencia de ello.
Resultado de imagen de pesadillas niños
Las pesadillas son más frecuentes entre los 3 y 6 años, con una elevada prevalencia entre el 10-50%. Cuando ocurren, los niños pueden recordar el contenido de la misma y pueden estar favorecidas por situaciones de violencia, temor, o trauma previos. Cuando suceden se debe tranquilizar al niño y a fin de prevenirlas, se deben evitar posibles desencadenantes.


Comentarios

Entradas populares