Síndrome de Asperger
Tal y como define la Confederación Asperger España, el Síndrome de Asperger es "un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como el poseer campos de interés estrechos y absorbentes". Este trastorno de base neurobiológica también cursa con torpeza motora, en la mayoría de los casos.
Se enmarca en el espectro autista de “alto funcionamiento” o “autismo leve”, ya que los déficits que provoca no son tan graves como en el caso del autismo. En muchas ocasiones, cuando los síntomas se presentan de manera más tenue, ni siquiera se llega a diagnosticar.
Se enmarca en el espectro autista de “alto funcionamiento” o “autismo leve”, ya que los déficits que provoca no son tan graves como en el caso del autismo. En muchas ocasiones, cuando los síntomas se presentan de manera más tenue, ni siquiera se llega a diagnosticar.
La incindencia del Asperger es de 3 a 7 niños de cada 1000 nacidos, siendo más abundante en varones, y se considera que este síndrome podría estar siendo infradiagnosticado en mujeres, debido a que los síntomas se muestran de distinta manera.
Este síndrome recibe su nombre de Hans Asperger, un pediatra vienés que describió por primera vez este trastorno del espectro autista en su tesis doctoral, en 1944. Asperger observó una serie de patrones de comportamiento en algunos de sus pacientes, especialmente, en varones. Aparentemente, estos niños eran capaces de llevar una vida normal, pero eran socialmente inmaduros y, en muchos casos, eran tachados de raros y excéntricos por las personas de su entorno. La denominó “psicopatía autística”, un año después de que Leo Kanner, psiquiatra austriaco, publicara un trabajo sobre “autismo infantil precoz”.
Años más tarde, en 1963, Van Krevelen introduce el concepto de “psicopatía autística” en los países anglosajones, en un intento por distinguirlo del autismo descrito por Kanner. En 1971 hizo un estudio en el que diferenció a los niños autistas de Kanner de los “psicópatas autísticos” de Asperger.
A pesar de compartir ciertas características con el autismo, la gran diferencia recae en que los niños con Asperger no sufren ningún retraso cognitivo y en su mayoría poseen una inteligencia por encima de lo normal.
Además de lo ya descrito anteriormente, los niños con Asperger poseen algunas características físicas propias:
Dentro de su perfil cognitivo destaca un coeficiente intelectual normal o superior, dificultades en la visión global con gran facilidad para recordar los detalles y una memoria muy desarrollada.
A la hora de comunicarse, presentan algunas características que condicionan su relación social:
Este síndrome recibe su nombre de Hans Asperger, un pediatra vienés que describió por primera vez este trastorno del espectro autista en su tesis doctoral, en 1944. Asperger observó una serie de patrones de comportamiento en algunos de sus pacientes, especialmente, en varones. Aparentemente, estos niños eran capaces de llevar una vida normal, pero eran socialmente inmaduros y, en muchos casos, eran tachados de raros y excéntricos por las personas de su entorno. La denominó “psicopatía autística”, un año después de que Leo Kanner, psiquiatra austriaco, publicara un trabajo sobre “autismo infantil precoz”.
Años más tarde, en 1963, Van Krevelen introduce el concepto de “psicopatía autística” en los países anglosajones, en un intento por distinguirlo del autismo descrito por Kanner. En 1971 hizo un estudio en el que diferenció a los niños autistas de Kanner de los “psicópatas autísticos” de Asperger.
A pesar de compartir ciertas características con el autismo, la gran diferencia recae en que los niños con Asperger no sufren ningún retraso cognitivo y en su mayoría poseen una inteligencia por encima de lo normal.
Además de lo ya descrito anteriormente, los niños con Asperger poseen algunas características físicas propias:
- Cierto retraso y torpeza motriz y de la marcha autónoma
- Dificultades de coordinación y manipulación de objetos debido a poca fuerza en las manos.
- Movimientos repetitivos en situaciones de nerviosismo o estrés.
Dentro de su perfil cognitivo destaca un coeficiente intelectual normal o superior, dificultades en la visión global con gran facilidad para recordar los detalles y una memoria muy desarrollada.
A la hora de comunicarse, presentan algunas características que condicionan su relación social:
- Contacto visual escaso. No suelen dirigir la cabeza hacia su interlocutor, ni mirarle a los ojos (cuando lo hacen es de forma mecánica, poco interactiva).
- Poco respeto del espacio interpersonal.
- Rigidez en el cumplimiento de normas explícitas y dificultades para comprender las normas sociales implícitas.
- Dificultad para el reconocimiento de caras y de expresiones faciales: distinguen la alegría o la tristeza, en cambio, el dolor, la preocupación, la sorpresa, etc., les resultan más difíciles de averiguar.
- Falta de empatía. No interpretan bien el estado de ánimo y las intenciones de compañeros, educadores, padres, etc., (pueden interpretar un empujón sin querer como uno hecho adrede). No suelen hablar de sus sentimientos ni de sus motivaciones.
- Dificultades para mentir y/o comprender un engaño.
- Dificultades para interpretar bromas, chistes y dobles sentidos. Esto puede dar lugar a que el niño sea objeto de burlas y engaños por parte de sus compañeros.
- Dificultad para anticipar acontecimientos.

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