Meningitis

La meningitis es una inflamación de las meninges, que son las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal. Esta inflamación puede ser el resultado de una infección, pudiendo ser esta de origen bacteriano, vírico, parasitario, fúngico, tóxico o medicamentoso.
Resultado de imagen de meningitis infantilLa meningitis bacteriana es la más frecuente y la más grave en la infancia. Constituye una de las infecciones más importantes en los niños (el 80% de las meningitis se dan durante la infancia) por su mortalidad, complicaciones y riesgo de secuelas. En los últimos años ha descendido el número de casos, sobre todo debido a las vacunas y al desarrollo de los antibióticos, pero continúa siendo un problema de salud muy importante, ya que las secuelas y la mortalidad no han experimentado grandes cambios.
Afecta principalmente a niños entre cero y tres años, predominando en los menores de uno (75%). Es mayor el número de casos en el sexo masculino y las principales épocas del año son invierno y primavera. Además, cuanto más joven sea el niño, mayores serán la incidencia y severidad de la enfermedad.
Los gérmenes causantes dependen de la edad del niño:

  • De recién nacido a tres meses: estreptococo del grupo B y escherichia coli.
  • De tres meses a 14 años: neisseria meningitidis (meningococos), haemophilus influenzae, streptococcus pneumoniae y bacilo de Koch (tuberculosis).
Resultado de imagen de meningitis en niñosMuchas de las bacterias o virus que provocan la infección son bastante frecuentes y se relacionan con enfermedades comunes.
La infección generalmente llega al sistema nervioso central a través de la sangre, después de haber tenido una infección en otras áreas, como en la faringe, el oído o la nariz, o también después de sufrir una traumatismo craneoencefálico. Allí llega a las meninges y alcanza el líquido cefalorraquídeo, que circula por dentro y alrededor de la médula espinal.
Los procesos de meningitis no provocadas por bacterias suelen curarse entre los tres y los diez días, espontáneamente y sin secuelas. La clínica es semejante, pero menos intensa y aguda. El tratamiento es sintomático, es decir, busca calmar o aliviar los síntomas de la enfermedad.

El comienzo de la meningitis puede ser de dos tipos: brusco, con una evolución fulminante en 24 horas hacia la muerte, o progresivo, que suele ir precedido habitualmente de un cuadro de otitis media, respiratorio o gastrointestinal de varios días.
Podemos encontrar distintas manifestaciones dependiendo de la edad del niño:

  • En neonatos (0-28 días) son inespecíficos y no aparecen hasta etapas avanzadas de la evolución de la enfermedad. Debemos observar: inestabilidad térmica (fiebre o hipotermia), distrés respiratorio, irritabilidad o letargia, rechazo del alimento, vómitos, diarrea, hipotermia, ictericia, fontanela anterior abombada o llena, convulsiones, etc.
  • En los lactantes (un mes a un año): fiebre o febrícula, rechazo del alimento, vómitos, irritabilidad, llanto agudo, fontanela anterior tensa, convulsiones, petequias, alteraciones de la consciencia, rigidez de la nuca en ocasiones... A partir de los 8-10 meses existe la posibilidad de medir posibles signos meníngeos: Signo de Kernig (dolor de espalda con la extensión pasiva de la rodilla estando los muslos flexionados) y Signo de Brudzinsky (flexión espontánea de los miembros inferiores al flexionar pasivamente el cuello).
  • En los niños mayores (1-14 años): fiebre, cefalea, vómitos, agitación, fotofobia, somnolencia, rigidez de nuca (signo de Kerning y Brudzinski positivos), petequias, etc.

La aparición de petequias en la piel (pequeñas hemorragias) y molestias articulares sugieren infección meningocócica y ésta suele ser la más fulminante.
La vacunación es muy importante para prevenir esta seria infección, sobre todo en los niños menores de 2 años. Cuando se sospeche de meningitis, la prueba diagnóstica más adecuada es la punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo, aunque también es importante el hemocultivo y una analítica general.
De esta forma se llega a hacer el diagnóstico y se establece la etiología bacteriana o viral de la meningitis. Una vez obtenido el mismo se deberá comenzar con el tratamiento adecuado lo antes posible para evitar complicaciones y secuelas posteriores. Además se deben tener muy en cuenta las medidas profilácticas en los contactos cercanos, según el tipo de germen encontrado.
Las medidas generales del tratamiento incluyen:

  • Iniciar el tratamiento antibiótico precozmente tras la recogida de cultivos.
  • Monitorizar constantes, diuresis, nivel de conciencia y focalidad neurológica.
  • Disminuir la hipertensión intracraneal: analgesia, cabecera de la cama elevada, agentes hiperosmolares (suero salino hipertónico, manitol). Evitar la restricción de líquidos y las soluciones hipotónicas que pueden disminuir la presión de perfusión cerebral.
  • Determinar si se cumple alguno de los criterios de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos de Pediatría (UCIP)


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