Encefalopatía hipóxico-isquémica
Se denomina encefalopatía hipóxico-isuqémmica (EHI) al cuadro agudo de disfunción cerebral que presenta un recién nacido tras un episodio de asfixia, generalmente durante el parto. Este trastorno se caracteriza por un deterioro
de la alerta y de la capacidad de despertar,
alteraciones en el tono muscular y en las respuestas
motoras, alteraciones en los reflejos,
y a veces, convulsiones.
Siempre hay que tener presente que un niño con encefalopatía hipóxicoisquémica suele tener afectados otros órganos, fundamentalmente el pulmón y el miocardio, que pueden mantener la situación de asfixia e ir agravando progresivamente las lesiones cerebrales; por este motivo, mantener la tensión arterial y una oxigenación correcta son aspectos muy importantes en los cuidados.
Según el cuadro clínico, se distinguen tres formas clínicas: leve, moderada y grave. Las dos últimas pueden acompañarse de convulsiones, aunque éstas son más frecuentes e intensas en las formas graves.
Severidad
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Manifestaciones
clínicas
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Leve
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-Capacidad para despertar normal
-Hipotonía global
-Respuestas motoras normales o ligeramente
disminuidas
-reactividad normal con reflejos osteotendinosos
(ROT) aumentados y con presencia de mioclonías.
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Moderada
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-Letargia o estupor moderado
-Convulsiones aisladas o repetitivas
-Hipotonía global
-Respuestas motoras disminuidas pero correctas
-ROT disminuidos, reflejos primitivos débiles
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Grave
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-Coma o estupor severo
-Hipotonía global
-Respuestas motoras ausentes
-Convulsiones o estado epiléptico
-Reflejos primitivos ausentes
-Signos de disfunción del tallo cerebral
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La EHI perinatal moderada o grave constituye una importante causa de morbi-mortalidad en el periodo neonatal y de discapacidad permanente en el niño. Los neonatos con EHI moderada presentan un riesgo de muerte del 10% y, entre los supervivientes, un 30-40% presentarán discapacidad permanente de gravedad variable, mientras que los RN con EHI grave tienen un riesgo de muerte del 60% y prácticamente la gran mayoría de los que sobreviven tendrán discapacidad permanente. Se calcula que la EHI es responsable del 20% del total de niños con parálisis cerebral.
En contra de lo que se suele pensar, la mayoría de las situaciones que pueden conducir a una EHI no tienen lugar durante el parto:
- Un 20 % son anteparto, especialmente por shock materno.
- Un 35% son por problemas obstétricos en el intraparto: abruptio, hipertonía uterina, rotura uterina, traumatismos graves, nudos verdaderos de cordón o roturas funiculares.
- Un 35% son por combinación de ambos (anteparto e intraparto): diabetes o preeclampsia maternas, crecimiento intrauterino retardado, infecciones (frecuente en receién nacidos de muy bajo peso al nacer).
- Un 10% son posparto: prematuridad extrema, shock, cardiopatías, hipertensión pulmonar, apneas recurrentes, o infecciones.
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