CEFALEAS: introducción
Constituyen uno de los motivos de consulta más frecuente en la pediatría. Se describe que
entre el 4 y el 20% de la población infantil ha experimentado episodios de cefaleas antes de los siete años y que hasta un 50% en niños mayores y adolescentes.
La cefalea suele considerarse más un síntoma que una enfermedad en sí misma. La cabeza duele por activación de receptores nociceptivos extracerebrales situados en piel, tejido celular subcutáneo, músculos, arterias extracraneales, periostio, duramadre, senos venosos intracraneales, ojos, oídos, senos paranasales y nervios craneales y cervicales. Estas estructuras pueden provocar cefaleas a través de varios mecanismos: vasoconstricción, vasodilatación, inflamación, tracción y aumento de la presión intracraneal y contracturas musculares.
La migraña es un conjunto de síntomas que se manifiestan como episodios recurrentes de dolor de cabeza. Es un trastorno constitucional con base hereditaria que se caracteriza por presentar episodios que se localizan en una parte de la cabeza (hemicraneal) o en toda ella. Tiene carácter pulsátil, con sensación de latido y con un malestar exagerado. Es una cefalea crónica periódica que cursa en brotes, con períodos de absoluta normalidad.
En la migraña el dolor se incrementa con el ejercicio físico y mejora con el reposo, la oscuridad y el silencio. En ella el dolor se desencadena en relación con diversos estímulos, como el estrés, la menstruación, algunos alimentos, fármacos o esfuerzos físicos. Este tipo de alteración es más frecuente en la mujer que en el varón. Según el Comité de Clasificación de las Cefaleas de la International Headache Society (IHS) se distinguen dos grupos: migraña con aura, es decir, con síntomas previos y migraña sin aura.
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